Del
cartón y la arcilla al diseño asistido por
ordenador:
Tradicionalmente, cuando llegan las Fallas, los valencianos nos dividimos en dos bandos: los que viven y se integran plenamente en la fiesta hasta el agotamiento y los que desaparecen y escapan a la playa o el campo, huyendo de una ciudad completamente trastornada.
Servidor, que en sus años mozos disfrutó de las Fallas al máximo, ha terminando en la facción de los escapistas, aprovechando las tentadoras ofertas de viajes que siempre surgen por estas fechas. Eso no quita para que no reconozca que las Fallas son una fiesta grande, con un componente artístico impresionante que no deja indiferente a nadie. Desde las vestimentas de las falleras (un complejo mundo lleno de misteriosas e insondables normas), a las espectaculares iluminaciones de las calles, los castillos de fuegos artificiales y sobre todo los monumentos falleros, todo rezuma lo mejor del carácter valenciano: creatividad, color, barroquismo, exageración y espectacularidad.
Se
supone que el origen de los monumentos falleros eran los restos de
virutas y maderas que los carpinteros de la ciudad quemaban la
víspera de la fiesta de su patrón, San José. Otra versión apunta
a la celebración pagana del equinoccio de Primavera. Este se
señalaba en toda Europa encendiendo grandes hogueras, que despedían
a la larga noche invernal y daban la bienvenida a la Primavera. Aquí
la Iglesia simplemente habría cristianizado una festividad pagana.
El
caso es que a día de hoy, las Fallas son monumentos espectaculares
que llegan a superar los 25 metros de altura y cuyo coste en algunos
casos se ha disparado hasta los 900.000 €, que son consumidos por
el fuego en una sola noche. A su alrededor ha crecido todo una
industria semiartesanal, que agrupada en la Ciudad del Artista
Fallero da trabajo a miles de personas (solo en Valencia se plantan
casi 400 fallas). Estos artesanos han extendido su actividad a otros
campos, como la elaboración de decorados, tematizaciones y carrozas
(muchas de las que desfilan en el famoso Carnaval de Nueva Orleans y
otras partes del mundo, se han elaborado en Valencia)
El
elemento principal de la falla es el ninot o figura
satírica. Tradicionalmente hecho con restos de maderas, pasó a
fabricarse posteriormente con cartón y hoy en día, el material de
base es el poliestireno expandido o corcho blanco. Su elaboración
tradicional es muy laboriosa y si tenemos en cuenta que en una falla
de 1º Especial puede haber fácilmente 50 o 60 ninots de todos los
tamaños, entenderemos que el artista y su equipo trabajen buena
parte del año a un ritmo frenético.
La
introducción del poiliestireno ha significado una revolución en el
mundo de las Fallas. Su mayor ligereza frente al cartón, ha
permitido la creación de ninots gigantes con volúmenes
impensables hace años por problemas de peso y estructura. El cartón
se ha quedado para las fallas de bajo presupuesto que reaprovechan
moldes viejos. El problema del poiliestireno es que su combustión
(es un polímero del petróleo) es más contaminante que la del
cartón. De hecho ya se están desarrollando nuevos materiales a base
de celulosa que buscan solucionan este problema.
Hasta
aquí los procesos artesanales de fabricación de ninots, pero como
en todo, la informática y las nuevas tecnologías han irrumpido con
fuerza en este mundo semigremial. El diseño asistido por
ordenador (CAD), facilita hoy el modelado tridimensional de figuras
en la pantalla que luego un robot fresadora se encarga de tallar de
forma automática en el bloque de poliestireno. El ahorro de tiempo
que esto supone es muy notable, aunque el artista siempre tiene que
hacer personalmente el acabado y pintado final.
Otra innovación que permite el CAD es el estudio estructural de modelos de fallas para mejorar su capacidad de resistencia al viento y otras condiciones adversas. No es raro que los vientos de Marzo provoquen el desplome de las estructuras más osadas, ya que las fallas cada vez son más osadas en el tamaño y volado de las figuras, lo que plantea problemas nuevos.
Como
veis, todo un mundo que en la madrugada del 20 de marzo queda
reducido a humo y cenizas para inmediatamente recomenzar el proceso,
con la vista ya puesta en las próximas Fallas.
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